Presentación

Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.

ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.

Jo, ¡qué noche! (1985, Martin Scorsese) After Hours



After hours” (porque me niego a mencionarla por el título en castellano) es una rareza. Partiendo de que es una comedia y que es dirigida por Scorsese ya podemos decir que no es una película normal. Martin Scorsese se encontraba en los Ángeles, lejos de su ciudad (Nueva York), esperando para dirigir “La última tentación de Cristo” y Tim Burton era el elegido para llevar a cabo la realización de esta comedia diferente y extraña que es “After hours”. Finalmente el proyecto del director neoyorquino se aplazó y pudo hacerse cargo de la realización de nuestra película. Martin Scorsese venía de retratar Nueva York de una forma muy diferente en dos de sus trabajos anteriores ambientados en la ciudad. Estas míticas películas eran “Malas calles” (1973) y “Taxi driver” (1976). En este caso sigue perfilando las diferentes identidades sociales que habitan en los suburbios de Nueva York, ahora con el Soho de los 80, pero desde un prisma diferente, desde el surrealismo, la comedia negra y con un ambiente extraño y asfixiante para el personaje principal. Aquí se juega a un juego de empatía donde si todo lo que le pasa a Paul nos pasara a nosotros no sería para nada divertido y sí un verdadero horror. Aún así Martin Scorsese logra que esta mezcla de géneros no sea confusa, ya que en todo momento no dejamos de ver la película desde el género de la comedia aunque el triste informático se estrelle a cada momento con el fracaso. Martin Scorsese gana el galardón al mejor director en Cannes con una película que a priori es menor pero que le brinda este importante premio gracias a su saber hacer y profesionalidad, aportando originalidad a una cinta que, en principio, parecería vulgar y una más entre las miles de comedias que se producían en la década de los ochenta.

Griffin Dunne en el papel de Paul Hackett hace el papel de un personaje que no socializa, no parece tener éxito con las mujeres y que, incluso, nos hace recordar la timidez del personaje de Dustin Hoffman en “El graduado”. Como si de una escena de “El apartamento” de Billy Wilder se tratara, nos presentan el tedio en una gran oficina donde Paul trabaja con desidia, envuelto en la monotonía de los trabajos repetitivos y sin alicientes de una gran empresa en el corazón del capitalismo mundial. Atrapado como un personaje kafkiano dentro de un trabajo que no consigue que se sienta realizado, el trabajador escapa de su jornada laboral con una excelente escena donde las puertas exteriores se cierran aparentando rejas de una cárcel o bocas de un gran monstruo que se alimenta de la vida, el ímpetu y el optimismo de las personas que cada mañana entran para desarrollar su infinito y perpetuo trabajo.


Y es eso en lo que consiste la presentación de la película. Paul parece que escapa de la monotonía para iniciar una noche donde él podrá desarrollarse como persona y ser libre. Pero como un pájaro que vive un encierro toda su vida y no escapa cuando abres la jaula, la película nos muestra cómo el trabajador que huye de la monotonía se envuelve en una soledad que acentúa las rutinas aburridas y grises de quién ronda el pesimismo y la desidia. Ver un contenido en la televisión que ha visto mil veces o leer un libro que ya ha leído más veces (en este caso “Trópico de cáncer” de Miller). Título importante porque en este libro se narra una vida bohemia llena de experiencias de desenfreno sexual y etílico, lo cual constituye el contrapunto de nuestro protagonista. Dentro de ese sopor y acompañado por un ritmo de rodaje lento Paul conoce a Marcy (Rossana Arquette), la cual se le insinúa y le da un número de teléfono que consistiría en el billete a lo extraño y el surrealismo.


Esa misma noche el patético personaje vuelve a su casa y no tarda en llamar ni media hora. A esas horas de la noche Marcy le cita en su casa. Aquí se acaba el ritmo pausado y se inicia un ritmo frenético que solo para cuando se presentan nuevos personajes que aderezan el surrealismo que vivirá Paul Hackett toda la noche. Por fin nuestro informático empieza a vivir la vida, una locura pero vida al fin y al cabo.

Rossana Arquette, la cual recibió una nominación al BAFTA a Mejor actriz secundaria por su actuación en esta película, interpreta a un personaje que no deja de ser el conejo blanco que persigue Alicia hasta la madriguera. En este caso Paul también entra en una madriguera donde se encontrará con una fauna extraña y envolvente, creando una parodia de lo que era realmente la ciudad y que le dan esa personalidad a una película que no deja de sorprendernos y que posee un ritmo dinámico y tenso. Desde un taxi donde se escucha un flamenco pasado de revoluciones hasta un movimiento de cámara también excesivo en el ritmo que potencia la exageración del momento hasta el esperpento. En medio de esa locura donde el taxi derrapa la pérdida del billete, con el que se hubiera salvado de toda la experiencia, es una auténtica belleza. El director disfruta haciendo sufrir al personaje principal como nosotros lo hacemos como espectadores.


El guión de Joseph Minions es hilarante y brillante a partes iguales. Los diálogos rozan el absurdo y reflejan genialidad y frescura. Cuando Paul llega al apartamento donde augura una noche de sexo desenfrenado no está Marcy pero sí una magnífica Linda Fiorentino ejerciendo de amiga, compañera de piso y escultora. Queriendo encajar sin lograrlo, como intuimos le ha pasado siempre al personaje, opina sobre una escultura. “Se parece al chillido de Munch…” no, es el GRITO le responde taxativa la escultora. La cara de Griffin representa la idea que todos tenemos sobre la incomodidad. Aún así todo le vale para tener sexo y se le pasa por la cabeza intentarlo con la bella Kiki Bridges (Linda Fiorentino). Evidentemente todo sale mal.

 
El grito de Munch representa la asfixia, el agobio, la presión y la ansiedad. Cosas que el personaje sufrirá a partir de ese momento durante toda la noche. Concluimos que es una muy buena película que no se limita a unos cuantos gags sino que nos brinda una serie de aventuras y personajes pintorescos que nos harán reír y sufrir a partes iguales en un viaje al centro de la noche imaginada desde una mente realmente sádica. Paul Hackett es como una marioneta principal sacudida hasta el límite, hasta casi romper los hilos que la atan a la realidad.


Como si de un espejo curvo se tratase, devolviéndote el reflejo de algo diferente y deforme, Martin Scorsese escapa de la visión habitual que suele aportar de Nueva York usando el esperpento, convirtiéndose en un buen alumno de Valle-Inclán. Y como toda pesadilla o sueño donde al final despiertas y estás donde empezaste, esta película también cierra el círculo. Se vuelve al origen y esas bocas o fauces vuelven a aparecer para tragarse a nuestro pobre amigo. Las puertas se abren y engullen las ganas de aventuras o de libertad de cada ciudadano medio que vivía en la sociedad feroz de competencias que era la Nueva York de los ochenta; sociedad donde el triunfo de los yuppies y el fracaso de los homeless plagan gran cantidad de planos en las películas de dicha época. Cíclica como los son las semanas de todo trabajador que huye cada fin de semana pero que cada lunes vuelve a la rutina de un trabajo que monitoriza tu vida hasta la extenuación.

Película totalmente recomendable si quiere pasar un buen rato, nunca aburre y es diferente. 


En países en los que existen restricciones en cuanto a los horarios de cierre de locales donde se puede bailar o expender alcohol (sobre todo en el mundo anglosajón y algunos países de Iberoamérica), se denominan after hours a los locales abiertos después del horario de cierre legalmente establecido.” (WIKIPEDIA)

By moanbe

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Duelo Final (1980, Eric Karson) The Octagon


Muy buenas ochenters, volvemos a coger nuestro Delorean para retroceder hasta el año 1980, inicio de nuestra gloriosa época cinéfila.

En este año, el hecho histórico no fue ni los Juegos Olimpicos de Moscú, ni que Quini fuese pichichi con el Sporting, si no el estreno de esta película de artes marciales que os traigo: THE OCTAGON.

O como la conocimos aquí en España: Duelo Final…

La trama se centra en Scott James (Chuck Norris), campeón marcial retirado, que se ve metido en una trama Ninja, a consecuencia de ver como éstos asesinan a la mujer con la que sale. Para averiguar donde se ocultan, decide pedir ayuda a un mercenario McCarn ( Lee Van Cleef).

La trama es a priori, interesante, ya que nos introduce a esa sociedad secreta, tan admirada como odiada, que son los ninjas, los cuales apenas habían aparecido en el cine occidental. Que me acuerde ahora, me sale mi vena ‘007’ y los encontramos en el film de los sesenta “Sólo se vive dos veces”, con Bond pululando por tierras niponas.

El problema es que los ninjas, la verdad es que aparecer, pues no es que aparezcan mucho, más que hasta pasada la hora de película, no dan señales de vida, más bien de lucha, pero claro, resulta que Scott fue entrenado en las artes místicas ninja y no pueden con él. Y mirad por donde, resulta que estos Ninja son enviados por Seikura (Tadashi Yamashita), el cual es el hermanastro de Scott y que ya que estamos haciendo el mal, pues de paso quiere llevarse por delante a su hermanastro, que ha manchado su honor.



Durante todo el film, tendremos un lastre, esa voz en Off, de Scott, que me da a mí, que Chuck no tuvo que estudiar mucho el guión, porque a lo mejor entre toda la película, hablar, hablar sólo habla unos veinte o treinta minutos y la dichosa vocecita, creedme que llega a resultar cargante.

En cuanto a las peleas, pues la verdad es que la mejor, es la que tiene lugar en el Octógono del título, con Scott luchando contra Kyo, el ninja mudo, que a pesar de querer imitar los sonidos que suelen hacerse en la katas, lo que sale parece una burda imitación de Darth Vader, pero al meollo, las coreografías marciales, ésta en el Octógono, destaca por el uso tanto de la katana como los cuchillos ninja, conocidos si no me equivoco como kalis, por parte de Kyo con suma destreza. Vista hoy, puede parecer una pelea lenta, pero realmente es una pelea muy digna, con un final incendiario incluido.

Por lo que respecta la combate más esperado, es decir el combate final entre Scott y SeyKura, por desgracia, aquí una de dos o se quedaron sin ideas, o sin presupuesto o vete tú a a saber, porque es a parte de breve, una pelea muy insulsa y acaba, con lo que supongo que pensarían sería idóneo, una muerte al amanecer, pero que viendo el resultado final, nos deja completamente indiferentes.

En resumen, floja película de Chuck Norris, con un Tadashi Yamashita desaprovechado, al cuál veríamos poco después en “El Guerrero americano” y un Lee Van Cleef casi testimonial, aunque seguro que ciertas cosas que vió, le vendrían bien para la serie que protagonizaría años después “The Master” con temática ninja.

Mi nota: 5/10



OCHENTESIDADES:
  • Ernie Hudson ( Cazafantasmas) tiene un pequeño papel en el film, como aprendiz de Scott en el gimnasio
  • Mike Norris , hijo en la vida real de Chuck Norris, hace de su padre , en los flashbacks que nos retroceden al entreno ninja de Chuck.
  • La pelea con Kyo ( Richard Norton) está en la décimo-tercera posición entre las veinticinco más votadas del cine marcial.
  • American Cinema Productions, productora del film, entraría en bancarrota, tras producir : “Los Valientes visten de Negro” y “La Fuerza de uno” ambas protagonizadas por Chuck.
JOSE MARÍA MOLANO

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CÓMO SE HIZO


Bajo el fuego (1983, Roger Spottiswoode) Under Fire


La resistencia del pueblo ante una serie de dictadores impopulares fue acrecentándose en Nicaragua durante más de cincuenta años. En la primavera de 1979 los nicaragüenses de todas las esferas sociales se unieron en un último intento para derrocar al presidente Anastasio “Tacho” Somoza.
Conforme fue recrudeciéndose la lucha en Centroamérica, los periodistas del mundo entero se percataron de que este conflicto podía convertirse en un foco de noticias de importancia internacional.”


La olvidada Bajo el fuego (Under Fire, Lion’s Gate para MGM, 1983) es una de esas joyas de estantería de videoclub que ni los canales temáticos reponen pero para las que siempre hay un sitio en CINE DE LOS OCHENTA. Un drama histórico con tintes bélicos y de aventura romántica, que podría encajar en el subgénero de “cine de periodismo”, en concreto de reporteros de guerra. Sus puntos fuertes: El excelente reparto (Encabezado por el trio Nolte-Cassidy-Hackman), un director eficiente (Roger Spottiswoode), buena ambientación, una poderosa banda sonora (del gran Jerry Goldsmith), y un sólido guión, quizás algo efectista y con un punto comercial, que la sitúa en la línea de otros filmes pegados a los acontecimientos de la época como Apocalipse Now, Missing o Salvador.

El reparto

La película contó con tres de las estrellas más rutilantes de principios de los ochenta. El protagonista principal es Nick Nolte, en el zenit de su carrera tras protagonizar el éxito de taquilla límite 48 horas junto con otro actor del momento, Eddie Murphy. Nolte Interpreta al escéptico y descreído fotógrafo Russell Price, que viaja de guerra en guerra, y que evoluciona a lo largo de la película hasta comprometerse en la causa rebelde.

Le secunda el veterano Gene Hackman, ganador de un Óscar por French Conection, y que venía de encarnar al mejor Lex Luthor en Superman. Interpreta a Alex Grazier famoso corresponsal televisivo que está de vuelta de todo.

Cierra el trio la siempre solvente Joanna Cassidy, que entonces tenía 38 años y acababa de ser la replicante Zhora en Blade Runner. Cassidy, caracterizada para atenuar su extraordinaria belleza, es Claire Strayder, una acreditada periodista radiofónica comprometida y bien informada.

Junto a ellos, un elenco de excelentes secundarios: René Enríquez (conocido por la serie Canción triste de Hill Street) que borda el papel del dictador Somoza, el por entonces desconocido Ed Harris, como despiadado mercenario, el actor francés Jean Luis Trintignant, como espía playboy, y Richard Masur como delegado de prensa del gobierno.


La historia

Los tres protagonistas son amigos de siempre y han estado cubriendo guerras en todo el mundo, además Alex (Hackman) y Claire (Cassidy) han sido pareja hasta hace poco y cuando los tres coinciden en Managua, el veterano periodista acaba de recibir una jugosa oferta para ser presentador y se marcha precipitadamente. Este hecho y la prolongación de la guerra, llevan a que Russell (Nolte) y Claire, que siempre se han gustado, se enamoren y juntos traspasen la barrera de la objetividad periodística para tomar partido por los rebeldes, porque la de Nicaragua no es una guerra más; enfrenta a todo un pueblo contra un gobierno corrupto y dictatorial, y ellos tienen claro de qué lado están; lo que les llevará a poner su vida en juego, la de los tres, mientras el resto de corresponsales ven la guerra desde la terraza del hotel. 


El guión y la trama de la película están muy bien perfilados. La cinta es todo un tratado sobre ética periodística. Refleja muy bien el trabajo de los corresponsales de guerra, la fotografía de prensa y el ambiente de los informadores. También sabe captar la esencia del conflicto nicaragüense: Una revolución popular, joven y justa, a la que apoyan todas las fuerzas vivas del país incluida la iglesia católica local. Hace referencia a las principales aristas del conflicto, como la implicación de la CIA y su apoyo a Somoza, el lobby americano en torno al dictador, las dudas del Presidente Jimmy Carter o la simpatía de Occidente por los sandinistas. Además, el clímax de la película está inspirado en el asesinato del periodista de ABC Bill Steward por guardias nacionales somocistas ocurrido el 20 de junio de 1979.

Sin embargo, el guión se permite una indisculpable de licencia narrativa: El “Macguffin” (recurso que hace de hilo conductor) de la película, un supuesto líder opositor carismático llamado “Rafael”, personaje inventado que se inspira vagamente en el Ché Guevara, metido con calzador y que chirría enormemente para los conocedores de la historia, ya que la revolución sandinista fue un movimiento colectivo, sin líder claro, con muchos “comandantes” desperdigados por la selva y coordinados apenas en sus objetivos, algo que, contradictoriamente, sí se refleja en otras partes del film, como también la crudeza de conflicto en la excelente secuencia del campanario, cuando cesa la música y, tras un momento de silencio, los protagonistas pasan el muro y comienzan los disparos (Una de las escenas más logradas del cine bélico contemporáneo, injustamente olvidada, y rodada por cierto, como el resto de exteriores, en la región mexicana de Chiapas, escenario también de posteriores movimientos revolucionarios). Uno de esos momentos cinematográficos capaces de helarte la sangre.

 
También es fiel el retrato del dictador Anastasio Somoza, heredero de una dinastía de tiranos que había gobernado Nicaragua durante casi todo el siglo XX. El actor René Enríquez, con el que guarda incluso parecido físico, realiza una magnífica interpretación del personaje: Histriónico, brutal, y que vive en un mundo de fantasía alejado de la realidad.

Pero sobre todo, si algo refleja la película en todo su esplendor, es el trabajo de los reporteros de guerra, abundando en la idea muy extendida entonces del periodista integro, independiente, comprometido y solvente económicamente. Un concepto que hoy en día ha saltado por los aires con los grandes grupos de comunicación vinculados a intereses económicos globales que han reducido la profesión a una caricatura (El modelo actual es el periodista sumiso, mal pagado y que trabaja al dictado o no trabaja).


El trasfondo

La guerra de Nicaragua se enmarca dentro de los conflictos locales frecuentes en la Guerra Fría (Corea, Vietnam, Afganistán…), en los que de una u otra forma se veían involucradas las dos superpotencias. Surge por hastío y de forma espontánea, sin una adscripción política clara salvo desalojar a la dinastía Somoza del poder, y cuenta con apoyo de todos los sectores sociales, incluida la iglesia, los empresarios o el diario conservador La Prensa de Managua, aunque el aglutinador es el movimiento sandinista, que Washington cataloga entonces como comunista afín a la URSS y no le dará tregua en la era Reagan. Así, ahogado económicamente por el bloqueo norteamericano, y sometido a un estado de guerra civil permanente desde sus dos fronteras por la denominada “Contra”, entrenada y financiada por la CIA, el gobierno sandinista, que nunca tuvo un apoyo soviético efectivo, se agota al final de la década de los ochenta, convoca elecciones libres y cede pacíficamente el poder al ganador, lo que ha permitido a los sandinistas volver a gobernar democráticamente Nicaragua en el siglo XXI.


La banda sonora

A lo largo de la película tiene una gran relevancia la banda sonora original, a cargo de uno de los grandes del Séptimo Arte, Jerry Goldsmith, un compositor de estilo ecléctico, autor de innumerables partituras cinematográficas como El planeta de los simios o Desafío total, y nominado al Óscar en 17 ocasiones aunque sólo lo ganara en 1976 por La profecía. Es precisamente la música de Goldsmith, soportada sobre una melodía de inspiración andina interpretada con flauta de pan (tan potente que Tarantino pidió repescarla para su Django), la que consigue para Bajo el fuego su única nominación ese año para los premios de la Academia (reticentes entonces con todo lo que sonara a acción y aventura). Así, el Oscar a la mejor película fue a parar aquel año al melodrama lacrimógeno La fuerza del cariño, pese a que el gran éxito de taquilla había sido El retorno del Jedi, por el que John Williams, tampoco se llevó el Óscar a la mejor banda sonora que fue a otra soberbia partitura, la de Bill Conti por Elegidos para la Gloria.


Balance

Pese a que en el momento de su estreno tuvo un relativo impacto, Bajo el fuego es hoy una película olvidada. Las televisiones no la reponen, no es fácil de encontrar en pequeño formato y las generaciones jóvenes ni siquiera han oído hablar de ella. Pese a ello, refleja un momento histórico recordado por los que lo vivimos y contiene momentos de extraordinaria fuerza cinematográfica.

Una película a medio camino entre el cine comercial de entretenimiento y el de denuncia política, soportada magníficamente por los protagonistas, con sus dilemas éticos periodísticos y su triángulo amoroso en el escenario de los conflictos civiles centroamericanos de principios de los ochenta.

VICTOR SANCHEZ GONZALEZ

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Black Eagle (1988, Eric Karson) Black Eagle


Muy buenas ochenters , hoy cogemos nuestro Delorean y nos transportamos hasta el año 1988, fecha en la cual, tuvo lugar el estreno de la película que os traigo a continuación: Black Eagle.

El argumento es el siguiente: Ken Tani /Águila Negra ( Sho Koshugi), agente de la CIA, acude a la isla de Malta, con el fin de conseguir un láser de alto secreto, hundido en el Mediterráneo, antes de que se apoderen de él los espías de la KGB, liderados por el temible Andrei (Jean Claude Van Damme).

La premisa argumental, de juntar a dos de las estrellas marciales del momento y con un Van Damme ejerciendo de nuevo un rol de villano, era a priori muy interesante y con visos de ser un taquillazo. Koshugi había tenido muy buenas críticas por su actuación en la serie The Master (1984) junto a Lee Van Cleef y Van Damme había tenido un buen debut con la película Retroceder Nunca, Rendirse Jamás ( de la cuál tenéis una review en el blog hecha por mi compañero Germán).

El caso es que la película en sí, nunca llega a funcionar como debería, ya que las interpretaciones, son demasiado planas, los efectos especiales, tienen demasiado cartón (hay explosiones como la final del barco ruso, que más de serie B son de serie Z chusquera) y las coreografías marciales, a pesar de estar supervisadas por el propio Koshugi, no son lo suficientemente buenas como para enganchar al espectador.


Si uno va al cine a ver el duelo entre las dos estrellas marciales del momento, lo mínimo que espera es un combate decente o dos si nos ponemos a pedir, pero por desgracia no es el caso, ya que en el primer enfrentamiento, todo se queda en un tanteo, en el segundo en el castillo, cuando uno piensa, que van a darse leña a maza, resulta que todo queda en un poco de pintalabios y poco más…bueno…ya llegará el combate final…paciencia…pues ese momento llega al final de la película, ese momentazo que estás deseando, cuando ves que el nipón va pintarrajeado en plan Ninja-comando y empieza a lucir sus cualidades marciales, Van Damme pone su cara de mala leche, se le hincha el bultito de grasa que luce en su frente, tú emocionado y al final…todo queda en interruptus, y a Van Damme me lo calzan las aspas del motor del barco…ay madre que decepción.

Todo ello adornado por una música de sepelio , durante la hora y media de película, ya que ni durante los combates se anima, que sería lo lógico, pues no, toda la música es completamente lineal a lo largo de toda la trama, con lo que si las actuaciones son pobres, las coreografías son malas y la música no acompaña, pues no es de extrañar que al final sólo recaudase la miserable cifra de tres millones de dólares en USA.


Para el recuerdo nos quedará esa escena de Van Damme haciendo el espagat entre dos bidones y lanzando cuchillos a un panel de madera. La paliza que le da un joven Kane Koshugi ( su hermano Shane también sale en la película, ambos hijos en la realidad de Sho Koshugi) a un grupo de jovenzuelos malteses, que visto ahora, es el mejor combate que veremos en la película y de hecho este muchacho sigue actuando ya que ha aparecido en films como El Asesino junto a Jet –Li y Jason Statham o Ninja: Shadow of a tear junto al gran Scott Adkins, o frases como:
  • Como vé hemos ganado”, le dice Koshugi al coronel ruso jugando en el casino, y éste le responde :”Lógico, apostaron al rojo
  • No se haga el héroe Nick” le dice el jefe de la CIA al agente Nick y éste le contesta : “Todos somos héroes, por eso nos ama”
Como véis, no he disfrutado tanto con 39 años de la película como la disfruté con 11 años, pero aún así, no deja ser una pieza de cierto culto ochenter , por el hecho de ver a Van Damme ejerciendo un rol de villano o por el hecho de ver a uno de los mejores artistas marciales como Sho Koshugi a pesar de que aquí no luzca como debería.

Nos leemos pronto ochenters, me monto en el Delorean y regreso a nuestra época en busca de nuevas joyas que desgranar.


JOSE MARÍA MOLANO

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2010: Odisea Dos (1984, Peter Hyams) 2010


1984: Una odisea en el espacio...

1984 es el año elegido por MGM para estrenar la secuela de una de las películas más importantes de la historia del cine, “2001” de Stanley Kubrick, una obra maestra del cine y la película que marcó un antes y un después en el género de la ciencia ficción.

En 1968 Kubrick estrenaba la que seguramente es su obra cumbre, arte cinematográfico en estado puro y un ejemplo de como se debe rodar. Una película que encierra toda la pericia y esencia de un genio del cine como es Stanley Kubrick, y por tanto, una obra tan bien facturada que sobrepasa a la propia novela de Arthur C. Clarke.

Por ello, y ante la negativa del cineasta neoyorquino a rodar una secuela, se otorga el magno proyecto a Peter Hyams, que por aquel entonces gozaba de un gran prestigio a la hora de rodar films de ciencia ficción. En 1.978 triunfó con la original “Capricornio Uno”, y en 1.981 demostró sus grandes dotes como director con la extraordinaria “Atmósfera Cero”, protagonizada por Sean Connery.

Peter Hyams se involucró al cien por cien en el proyecto, produciendo y coescribiendo junto al propio C. Clarke el guión de la película.

Por su parte, la MGM dotó a Hyams de uno de los mejores equipos técnicos que se podía contratar para la realización, así como de un gran presupuesto, en concreto 28 millones de dolares, los mismos que Paramount entregó a Spielberg para rodar la secuela de Indiana Jones ese mismo año.


Sin embargo, quizás 1984 no era el año propicio para estrenar un film como este. Fue un año tremendamente importante en la década de los 80, plagado de auténticos blockbuster que se convertirían en mitos del cine pasados los años. Ese mismo año se estrenaron películas como “Cazafantasmas”, “Indiana Jones y el Templo Maldito”, “Terminator”, “Tras el corazón verde”, “Karate Kid”, “Gremlins”, “Footlose”, “Amadeus”, “Greystoke”, “Loca Academia de Policía”, “Starman”, “Dune”, “Conan el destructor”, “ la Historia Interminable”, etc... Esto hace una idea del nivel de producciones, y no sólo eso, sino que además, “2010” fue estrenada el 7 de Diciembre, coincidiendo con el estreno ese mismo fin de semana, de la que sería la película más taquillera ese año en Estados Unidos, “Superdetective en Hollywood”, por lo que el estreno de “2010” fue eclipsado completamente por la inolvidable comedia de acción de Eddie Murphy.


Crónica de una muerte anunciada

Reconozcamos que hay que tener valor para embarcarte en un proyecto en el que sabes de antemano, que lo más factible es que fracases. Sin embargo, y pese a que esta producción haya sido injustamente olvidada, es una gran película de ciencia ficción. Pero es difícil no caer en las comparaciones entre esta digna secuela y su maravillosa antecesora, y por supuesto en este caso, las comparaciones resultan odiosas.

Los 40 millones de dolares recaudados en Estados Unidos no cumplieron las expectativas pese a la gran campaña de marketing que precedió al estreno, aunque si se valoró la gran labor técnica realizada en este film puesto que obtuvo 5 nominaciones a los Oscar (mejores efectos visuales, sonido, maquillaje, dirección artística y vestuario).



Elección del reparto

Hyams sabía que una de las mejores decisiones de Kubrick en “2001” fue la de contar con actores semi desconocidos para el gran público, y por tanto, dar un realismo mayor a la historia. En este caso no se contó con grandes estrellas pero si con algunos actores conocidos. Para el papel protagonista que debía interpretar al “Dr. Floyd” se eligió al siempre solvente Roy Scheider, tras finalizar este, el exitoso rodaje del “Trueno Azul”. Así mismo se contó con actores como la británica Helen Mirren (hoy en dia una de las actrices más respetadas) para el papel de la capitana soviética “Tanya Kirbuk”, al polifacético John Lithgow interpretando al “Dr. Walter Curnow” o a Keir Dullea interpretando de nuevo a “Dave Bowman”.



El gran lastre de “2010”

En este caso no es otro que su guión, puesto que si bien Kubrick, en su momento, hizo caso omiso a buena parte de las propuestas de Arthur C. Clarke, y por tanto, enfocó todo el protagonismo de la cinta a las secuencias visuales convirtiendo a “2001” en una obra de arte digna de un museo; Hyams por su parte, pese a intentar ser fiel a la propuesta novelesca de 2001 y 2010, cae irremediablemente en todos los clichés ochenteros sobre la Guerra Fría, y las “diferencias” infantiles entre rusos y estadounidenses, por lo que en este aspecto, la cinta de Hyams ha envejecido muchísimo peor que la de Kubrick.

Así mismo, y pese a que “2010” resulta menos confusa que “2001”, resuelve muchas de las incógnitas de su predecesora, posee un ritmo más vertiginoso, y hace hincapié en temas científicos realmente interesantes, fracasa al decidir centrar gran parte de su metraje en las relaciones interpersonales de la tripulación ruso-americana, o mostrarnos a “Floyd” como un “cowboy” espacial, en detrimento por ejemplo, de dar mayor relevancia a la interesantísima presentación de SAL 9000 (gemelo de HAL), o el reencuentro de HAL9000 con su creador, el “Dr. Chandra”.




Factura de gran calidad

No se escatimó ni en medios ni en presupuesto para llevar a cabo la titánica empresa de hacer sombra a un coloso como “2001”; y pese a que el salto tecnológico en la cinematografía tanto cualitativo como cuantitativo de 1968 a 1984, es mucho mayor proporcionalmente, al que se ha producido del 2000 al 2016 por poner un ejemplo; la cinta de Hyams, pese a los nuevos efectos digitalizados, las pantallas azules y nuevas técnicas, no logra alcanzar las maravillas visuales que Kubrick consiguió con paciencia y medios tradicionales.
Se contrató como supervisor de efectos visuales a Richard Edlund, por aquel entonces uno de los mejores técnicos con el que se podía contar, a la altura de otros grandes como Dennis Muren o Ken Ralston y nominado ese mismo año también, por los efectos de “Cazafantasmas”. Hay que reconocer que la labor de Edlund es magnífica, y que efectos como los que representan a los planetas (en especial Júpiter) son muy superiores a los de “2001”; u otros, como los de la maniobra de frenado de la “Leonov”, o el acercamiento de los astronautas a la “Discovery” son impresionantes.

Para los decorados y vestuario se contrataron a Albert Brenner y a Patricia Norris, dos de los mejores profesionales en sus respectivas categorías que alcanzarían la nominación al Oscar por su labor en “2010”, y que nos aportarían unos diseños muy propios del cine de los 80, muy alejados de los diseños nítidos, inmaculados y casi vírgenes por los que apostó Kubrick. Aquí abunda el neón, botones de colores por todos lados, cubiertas grises, colores apagados... Como curiosidad decir, que resulta chocante ver como Kubrick consiguió que las pantallas que aparecen en “2001” son todas planas, y sin embargo, en un film mucho más moderno como es “2010”, las pantallas son curvas; y es que el nivel de exigencia de Kubrick para sus producciones, era máximo, y se agradece.

Destacar también la magnífica labor de sonido, dejando de lado los silencios espaciales de “2001” a favor de la espectacularidad y estruendosidad que tanto gusta en el cine a partir de los 80.





RESULTADO

Una magnífica película de ciencia ficción, una de las mejores de la maravillosa década de los 80, con una factura técnica impecable, que no cometió otro pecado más que nacer a la sombra de una obra maestra irrepetible como fue “2001”.

 
Rafael Fernández Moreno


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Contacto sangriento (1988, Newt Arnold) Bloodsport

ienvenidos al año 1988, un gran año para el cine más ochenter , con los estrenos de la Jungla de Cristal , Willow , Rain Man , Colors, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? O Big entre otros.

Amén de estas joyas, también tuvimos la oportunidad de ver como un joven belga semidesconocido, que respondía al nombre de Jean Claude Van Damme ,con apenas un par de títulos en su haber (Black Eagle, Retroceder Nunca, rendirse jamás), se aupaba al estrellato , interpretando a Frank Dux ,militar que trabajaba eventualmente para la CIA y que pone rumbo a Hong Kong a pelear en el Kumite, torneo marcial ancestral, con el objetivo de ser el primer occidental en auparse con el triunfo.


A pesar de que Van Damme fue nominado a los Razzies, la película rápidamente se convirtió en todo un fenómeno, especialmente , en el mercado de alquiler. He de reconocer, que la trama, es de las que gustan a los amantes de las artes marciales, algo clásica pero muy efectiva. Luego los flashbacks, los plantearon muy bien, explicando el proceso de aprendizaje de Dux con Roy Chiao, por completo, antes de la trama en la época actual (en nuestra retina queda la abertura de piernas de Van Damme entre dos árboles de bambú y como parte uno de ellos, al intentar ponerse erguido, o aquella otra en la que sirve el té a su maestro y su esposa, con los ojos vendados).


La película , tiene sus reminiscencias a otra gran obra del cine de artes marciales, como fue Operación Dragón, aunque la diferencia respecto a la película de Robert Clouse, es que aquí el villano, está en el propio torneo, Chong-Li ( Bolo Yeung), y no alrededor de la organización , el cuál por cierto también sufrió las patadas y puñetazos de la leyenda de las artes marciales Bruce Lee, en la susodicha película. Es más hay un homenaje claro a esta película, cuando Dux realiza el Dim-Mak y rompe el último ladrillo, a lo que Li le responde: “Muy bueno pero ladrillo no devolver golpe”, cuando en la película de Lee él le comenta a O`Hara tras su exhibición: “Una tabla no devuelve el golpe”.
En general las escenas de lucha durante el torneo, están bastante bien rodadas, con algún semi Bruce-Lee rondando por el torneo y también variedad de estilos de lucha,entre los que destaca el cabeza-Do de Jackson, o el monkey-Do de el africano que pelea contra el samoano,lo siento , pero tenía que decirlo… a pesar de que se supone que el estilo principal es Full-Contact.

Fue el Dux original, el que instruyó a todo el equipo,con especial hincapié en Van Damme, del cuál se dijo que sufrió los tres peores meses de su vida entrenando, para llegar a lucir el mejor aspecto físico que le hayamos visto en pantalla.
La pelea final ,es un momentazo Van Damme en toda regla, con un cliché que se repetiría hasta la saciedad en posteriores películas del estilo ( Kickboxer o the Quest), es decir, el héroe pelea,sufre y cuando está todo perdido ( en este caso la ceguera momentánea), llega ese momento de inspiración ,suena la música cañera…Kumité, kumité,¿os acordáis? recupera la fuerza y machaca a su oponente con varias patadas giratorias…una delicia ochentera, para que nos vamos a engañar.

Con el paso de los años , se ha ganado un hueco en nuestros corazones ochenters, como una de las mejores películas de artes marciales de la época, y en mi opinión, con cada revisionado va ganando puntos y como no , añoranza por un estilo de cine que lamentablemente ahora no vemos.


CURIOSIDADES
  • El juego al que Jackson y Dux juegan en el hotel de Hong-Kong es la variante del Karate-Champ, llamada Karate-Do.
  • Jeff Pruit, especialista en Buffy entre otras, fue considerado para el papel que luego realizaría Van Damme.
  • Michel Qissii, interpretando a Soan Paredes, se haría famoso poco después, ya que interpretaría a Tong-Po en Kickboxer, con Van Damme, no en vano, ambos son amigos desde su infancia en Bélgica.
  • Su presupuesto due de 1.100.000 dólares y sólo en USA, recaudó 11.806.119 dólares.
JOSE MARÍA MOLANO

TRAILER


FRANK DUX


¿QUÉ FUE DE SUS ACTORES?